Monitor del discurso presidencial

El análisis del tiempo de discurso, las palabras más usadas, los principales ejes temáticos, las frases destacadas y la comparación con los discursos de los expresidentes desde la vuelta a la democracia.

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Palabras más usadas

Resumen por eje temático

40 años de democracia en Uruguay

Orsi destacó la importancia de celebrar la recuperación de la democracia en Uruguay hace 40 años. Resaltó la importancia de mantener el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia. El flamante presidente agradeció a los partidos políticos por hacer de Uruguay una amalgama plural de convivencia y a los expresidentes por sostener y alimentar la reconstrucción democrática durante cuatro décadas. Agregó que la democracia gozará de una mejor salud el día en que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos.

Economía

Mencionó la necesidad de que el país recupere la senda del crecimiento para generar más y mejor calidad de trabajo, lo que permitiría un piso de dignidad salarial y una mejor distribución del ingreso. Destacó los pilares que sustentan el Uruguay productivo, incluyendo el sector ganadero, la soberanía y sustentabilidad energética, y la ciencia, investigación e innovación. Se comprometió a realizar esfuerzos para ampliar y mejorar la producción de carne, arroz, madera y celulosa, consolidando el agronegocio y fortaleciendo la producción familiar, protegiendo la granja y la lechería. Destacó que Uruguay es un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen y el Estado honra sus compromisos, manteniendo la estabilidad macroeconómica como una política de Estado.

Seguridad

Orsi señaló la necesidad de reconstruir la convivencia entre los uruguayos, reconociendo la seguridad como un derecho humano fundamental. Mencionó que no habrá contemplación con el delito, pero la solución debe abordar las múltiples causas de la violencia. También destacó la importancia de luchar contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos a través de la cooperación internacional

Sociedad

Orsi enfatizó la necesidad de reconstruir una matriz de protección social que históricamente ha distinguido a Uruguay. Citó a Carlos Real de Azúa, quien describió a Uruguay como una “sociedad amortiguadora” cuya cohesión se basaba en el acceso generalizado a la educación, la salud, la vivienda y el trabajo. Reconoció que, aunque los tiempos actuales presentan tramas sociales más complejas, no se debe renunciar a ciertos paradigmas. El presidente destacó la importancia de combatir la pobreza infantil, calificándola como una afrenta dolorosa para la sociedad. Afirmó que un país que no cuida a sus niños no se cuida a sí mismo y considera inadmisible que un país de renta alta como Uruguay tenga una alta proporción de niños y adolescentes viviendo en la pobreza. Orsi relacionó la pobreza infantil con la pobreza adulta y se comprometió a garantizar el sustento de las familias con menores a cargo, especialmente las mujeres jefas de hogar.

Destacó la urgencia de atender los problemas de salud mental que afectan a la población de manera transversal e intergeneracional. Propone un abordaje integral desde diversas ópticas: social, sanitaria, cultural y comunitaria.

Libertad

Orsi expresó su visión sobre la libertad, contrastándola con un concepto “ultra individualista” que favorece al más fuerte. Definió la libertad individual como clave para la convivencia e igualdad de oportunidades. Cuestionó cuánta libertad puede ejercer alguien con problemas de salud, vivienda o trabajo, o las mujeres que sufren violencia. Advirtió sobre el error de sacrificar la libertad en aras de una supuesta igualdad y propone un gobierno caracterizado por el principio de humanidad.

Relaciones internacionales

El presidente destacó el rol de Uruguay en el mundo por su vocación de paz y su incansable búsqueda de la solución pacífica de los conflictos. Expresó el deseo de sumar esfuerzos para contribuir con la estabilidad y la paz en un mundo cada vez más complejo y cambiante. Afirmó que una de las principales responsabilidades es que la región siga siendo un continente de paz, con mayor estabilidad, equilibrio social y económico, y con un mejor proceso de integración. Destacó el avance de las acciones y acuerdos del Mercosur, el reforzamiento de la CELAC, la participación activa en la OEA, la profundización de la cooperación Sur-Sur, y la multiplicación de los acuerdos con los grandes países de referencia en forma bilateral y multilateral.

Frases aplaudidas

Llego también con las enseñanzas de los queridos Marcos Carámbula, Tabaré Vázquez y José Mujica.

Corresponde también agradecer a los expresidentes aquí presentes: Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica; y corresponde también agradecer a quienes desgraciadamente ya no están entre nosotros: Jorge Batlle y Tabaré Vázquez; y al presidente saliente, Luis Lacalle Pou, a todos ellos, por sostener y alimentar esta reconstrucción democrática de manera ininterrumpida durante cuatro décadas.

Sobrevuela un concepto de libertad ultra individualista que predica el predominio del más fuerte. Nunca será esta nuestra noción de libertad.

Ya la historia comprobó el error (u horror) de sacrificar la libertad en aras de una supuesta igualdad. No incurramos en la falacia contraria.

La democracia goza de buena salud también cuando sus gobernantes son trabajadores incansables y nunca pierden de vista por qué y para qué están donde están, es decir, para mejorar la vida de los orientales.

La democracia gozará de una mejor salud el día en que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos.

Menciones a términos clave

Trabajo

6 menciones

Salud

5 menciones

Seguridad

2 menciones

Educación

2 menciones

Economía

3 menciones

Pobreza

2 menciones

Delito

2 menciones

Seguridad social

0 menciones

Agro

1 mención

Narcotráfico

1 mención

Vivienda

2 menciones

Medioambiente

0 menciones

Discurso completo

Señora Presidenta de la Asamblea General, mi amiga Carolina Cosse.

Señoras y señores legisladores.

Señor presidente y ministros de la Suprema Corte de Justicia.

Señores presidentes y jefes de Estado de países hermanos.

Señoras y señores jefes y miembros de delegaciones internacionales que nos honran con su presencia.

Señores comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas.

Señores ex presidentes de la República Oriental del Uruguay, Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y José Mujica.

Autoridades nacionales y departamentales.

Compatriotas residentes en el país y en el exterior.
Pueblo uruguayo.
Señoras y señores.

En un día como hoy, pero hace exactamente cuarenta años, Uruguay recuperaba su democracia. Asistimos, desde entonces, al periodo más largo de vida democrática en la historia del país. Es un enorme orgullo poder celebrarlo no sólo ante mis propios compatriotas, sino ante mandatarios y autoridades de varias partes del mundo.

El primero de marzo de 1985, el país recobraba la institucionalidad democrática luego de 13 años de dictadura cívico militar. Atrás quedaba el periodo más doloroso de nuestra historia contemporánea, marcado por la persecución política y la crueldad humana como método de gobierno y por el saqueo económico como parte central de ese proyecto político. Hay secuelas de ese periodo que continúan hasta hoy, por eso, es tan justo como imprescindible mantener intacto el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia.

Durante estas cuatro décadas, cada cinco años, los ciudadanos han elegido a sus gobernantes en una fiesta cívica que enorgullece a la República.

Este es un país de partidos políticos, de alternancia en el poder, de acuerdos. Un país en el que la confianza sigue siendo un elemento central para su funcionamiento. Por eso decimos que el Uruguay es un país que funciona.

Así que gracias democracia, gracias República, gracias partidos políticos por hacer de este Uruguay una amalgama plural de convivencia que aún despierta asombro en el mundo.

El 24 de noviembre pasado, los uruguayos, ciudadanas y ciudadanos de nuestro país me otorgaron, a través del voto, la mayor responsabilidad a la que un uruguayo puede aspirar: la Presidencia de la República.

Sólo una síntesis de republicanismo con partidos políticos sólidos como la de nuestro país, pudo lograr que alguien como yo, o como ustedes, legisladores electos, que venimos del interior o de un barrio de la capital, que somos trabajadores, profesionales o empresarios, podamos por decisión de la ciudadanía acceder a estos honorables cargos, y podamos andar por nuestras calles libremente.

Llego a la Presidencia con la misma convicción y vocación de servicio de siempre.

No llego solo, llego con la experiencia de mis años en mi querido Canelones, con lo aprendido de cada vecino y vecina con quienes trabajamos por un mejor departamento.

Llego también con las enseñanzas de los queridos Marcos Carámbula, Tabaré Vázquez y José Mujica.

Así como no hay República, ni libertad, ni convivencia pacífica sin democracia, tampoco hay democracia sin partidos políticos; bien sabemos que tenemos que atesorar esta construcción en tiempos donde proliferan las expresiones de antipolítica y las lógicas excluyentes. Seamos siempre adversarios, pero nunca enemigos. Y alejémonos todo lo posible del cinismo y la frivolidad, para no tener que lamentar el descreimiento en la política y sus consecuencias.

Corresponde entonces agradecer a los partidos políticos de mi país, vasos comunicantes de la democracia con el pueblo, estructuradores de los debates civilizados, garantizadores del pluralismo democrático, vacuna contra los excesos surgidos del mesianismo.

Los uruguayos siguen votando por referencias e identidades partidarias, más que por candidatos individuales, por más destacados que parezcan.

Corresponde también agradecer a los expresidentes aquí presentes: Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica; y corresponde también agradecer a quienes desgraciadamente ya no están entre nosotros: Jorge Batlle y Tabaré Vázquez; y al presidente saliente, Luis Lacalle Pou, a todos ellos, por sostener y alimentar esta reconstrucción democrática de manera ininterrumpida durante cuatro décadas.

Este gobierno llega precedido entonces de esa acumulación positiva y es mi deber, además de mi convicción, cultivarla en distintos planos de la vida nacional. Gracias a esa acumulación hemos conquistado cada vez más derechos, cada vez más desarrollo cultural, artístico y científico. Gracias a esa acumulación positiva el país pudo superar en 2002 su peor crisis en este periodo democrático y lo hizo a través de la acción política y el diálogo incansable, encabezado por Alejando Atchugarry, y acompañado por actores políticos, sindicales y empresariales.

Gracias a esa acumulación, cada vez más jóvenes del interior del país acceden a una educación terciaria gratuita, producto del esfuerzo de la Universidad de la República y de la UTEC.

Esa acumulación positiva ha permitido también que Uruguay sea un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen, donde el Estado honra sus compromisos, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado. Podremos discrepar en los instrumentos para lograr un mayor reparto de los frutos del trabajo nacional, una política muy relevante para nosotros, pero no vamos a ignorar las reglas de funcionamiento de la economía que Uruguay mantiene desde su restauración democrática.

La acumulación positiva también trasciende fronteras, porque Uruguay es reconocido en el mundo por su vocación de paz, su incansable brega en pos de la solución pacífica de los conflictos y por ser una tierra fraterna y hospitalaria con los migrantes de todas las latitudes. Para continuar ese camino será necesario mucho diálogo, mano tendida y capacidad de comprender las distintas sensibilidades que expresa nuestra comunidad. Y no me refiero sólo a las sensibilidades partidarias, sino también a las sociales, culturales, geográficas, étnicas, de género, entre otras.

No llegamos al gobierno con la lógica de imponer. Personalmente me rebelo contra ese supuesto país de las dos mitades, donde la mitad que gana recurre al orden y mando, y la otra mitad debe estar poco menos que condenada a obedecer bajo protesta. Sepan que nunca supe llevarme bien con los muros, tampoco con los ideológicos. No provenimos del clavel del aire, es cierto.

Llegamos en representación de un partido político que mantiene, desde hace décadas, principios y valores puestos a prueba, incluso, en las circunstancias más trágicas.

Llegamos, también, con el mandato ciudadano de cumplir un programa, una orientación específica de gobierno, que aspira a revertir los problemas urgentes que padecen sectores importantes del pueblo uruguayo.

Pero no llegamos, no volvemos, con la verdad revelada, con la respuesta perfecta a todos los problemas, ni tampoco con el afán de cobrar cuenta alguna.

Dijimos y repetimos en la campaña electoral que no llegaríamos al gobierno con un espíritu refundacional, pero sí con la certeza de que las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora.

No comienza un tiempo de refundación, sino uno de nuevas propuestas y de construcción permanente.

El país necesita recuperar una senda de crecimiento que permita generar, a partir del desarrollo más intensivo del conocimiento y de la inversión, no sólo mayor cantidad, sino también, calidad de trabajo; que permita un piso de dignidad salarial y, con ello, una mejor distribución del ingreso.
Los pilares del Uruguay productivo están sustentados por su pasado, por su presente y su futuro: el Uruguay ganadero que viene desde nuestros orígenes, el Uruguay con su soberanía y sustentabilidad energética, y el Uruguay de la ciencia, la investigación y la innovación como pilares para el desarrollo y su contribución a una economía basada en el conocimiento.

El evidente cambio climático nos advierte que debemos formular estrategias de desarrollo con un enfoque sostenible y humano, respetando los límites de la naturaleza y garantizando un futuro mejor para las próximas generaciones.

La preparación de nuestro país para eventos climáticos extremos es una necesidad ineludible.

Este desafío del presente exige planificación, inversión y compromiso. Debemos fortalecer nuestra infraestructura, mejorar los sistemas de respuesta y priorizar políticas de mitigación y adaptación para proteger a nuestra gente.

En el mismo sentido, es imperioso avanzar en un Plan Nacional de Aguas para garantizar el abastecimiento, la producción y la protección de uno de nuestros recursos más valiosos, y desarrollar el riego como una estrategia nacional para agregar valor a nuestra producción.

En ese contexto, haremos todos los esfuerzos para ampliar y mejorar la producción de carne, de arroz, de soja, de madera, de celulosa. Trabajaremos para consolidar el agronegocio a la vez que se fortalece la producción familiar y se protege adecuadamente a la granja y la lechería.

El sistema científico será jerarquizado con la creación de una Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación en Presidencia de la República, con el objetivo de consolidar al Uruguay como un referente en este campo y fomentar su desarrollo sostenible a través de su integración en la economía global del conocimiento.

Todos estos avances demandarán, invariablemente, diálogos y acuerdos permanentes entre trabajadores y empresarios, que el gobierno impulsará no solo con el fin de que existan mejores relaciones laborales, sino como mecanismo imprescindible para un desarrollo económico equilibrado.

También necesitamos reconstruir la convivencia entre nosotros, sabiendo que la seguridad constituye uno de nuestros derechos humanos fundamentales.

No habrá contemplación alguna con el delito, ni con la represión del delito, pero bien sabemos que la solución será insuficiente -y hasta demagógica- si no atendemos decididamente las múltiples causantes de la violencia. Sigue intacto nuestro compromiso con la lucha frontal contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos. Y estamos convencidos de que un compromiso de tal magnitud sólo puede ser asumido con la colaboración y cooperación entre los países hermanos.

Necesitamos reconstruir una matriz de protección social que tanto nos ha identificado y distinguido como país.

Carlos Real de Azúa, uno de nuestros principales pensadores del siglo XX, hablaba del Uruguay como una sociedad amortiguadora, cuya cohesión residía en el acceso más o menos generalizado a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo. Estos tiempos están caracterizados por tramas sociales más complejas, por supuesto, pero hay paradigmas a los que no debemos renunciar. Y para esto, se vuelve imperioso colocar todo el peso del Estado en combatir afrentas dolorosas que nos niegan como sociedad, la primera de ellas: la pobreza infantil.

Un país que no cuida a sus niñas y niños no se cuida a sí mismo.

Es inadmisible que un país de renta alta como el nuestro, tenga uno de cada cinco de sus niños y adolescentes viviendo bajo la línea de pobreza. Tenemos que garantizar un mínimo de dignidad y lograr que cada niño pueda alimentarse en su casa. Tenemos que incentivar la feliz aventura del aprendizaje, asegurando que cuenta con las herramientas indispensables para empezar las clases.

Pero bien sabemos que no hay infancias pobres sin adultos pobres, y por eso también debemos garantizar el sustento de las familias que tienen esos menores a cargo, en especial el de las mujeres jefas de hogar.

Hoy también es urgente atender los problemas de salud mental, que afectan de manera transversal e intergeneracional a parte de nuestra población.

Debemos atacar esta problemática desde una lógica integral, entendiendo por esto el abordaje desde distintas ópticas: social, sanitaria, cultural y comunitaria.

Debemos volver a los territorios, sea este un centro de salud, un centro educativo; debemos ir al encuentro de aquellos que históricamente quedan olvidados.

Queremos aportar a la construcción de mayores espacios de libertad, por cierto. Es esta una condición esencial de nuestra visión del ser humano, pero cuyo sentido o significado hoy adquiere interpretaciones tan vastas como vacuas.

Sobrevuela un concepto de libertad ultra individualista que predica el predominio del más fuerte. Nunca será esta nuestra noción de libertad.

La libertad individual en la que creemos es en clave de convivencia e igualdad de oportunidades en los aspectos esenciales de la vida.

¿Cuánta libertad puede ejercer o gozar un compatriota que tiene que peregrinar semanas por un centro de salud para conseguir sus medicamentos?

¿Cuán libre es quien padece serios problemas de vivienda o de trabajo?

¿Cuánto, las mujeres que se sienten violentadas en la calle o puertas adentro de su hogar?

¿Qué libertad individual plena puede ejercerse en medio de la desigualdad colectiva?

Ya la historia comprobó el error (u horror) de sacrificar la libertad en aras de una supuesta igualdad. No incurramos en la falacia contraria.

Queremos encabezar un gobierno que también se caracterice por el principio de humanidad.

El sentido humano será el espíritu con que se aborden las soluciones a los distintos problemas del país, pero también el modo de ejercer el servicio público, de poner oído ante cada problema o angustia de nuestro pueblo, de entender al que piensa distinto. El sentido humano como el más común de los sentidos de un gobierno. No podemos ser indiferentes ante el dolor de ningún compatriota.

Hace 200 años Uruguay comenzaba a forjar su destino, desde aquel primer grito de independencia hasta la república que actualmente conocemos.

Hoy seguimos escribiendo la historia con el mismo compromiso. Porque la democracia no es un punto de llegada, sino un camino que se construye día a día, un proceso colectivo que se mide en años, sí, pero también se mide en su capacidad de garantizar mejores derechos, de generar mayor igualdad, de propiciar una mejor convivencia.

El régimen democrático adquiere sentido y perdura en el tiempo si es capaz de asegurar a su gente condiciones esenciales de trabajo, de alimentación, de salud, de seguridad, de recreación, de cultura.

En otras palabras, la buena salud de la democracia está íntimamente asociada al logro de ciertos estándares de bienestar.

La democracia goza de buena salud también cuando sus gobernantes son trabajadores incansables y nunca pierden de vista por qué y para qué están donde están, es decir, para mejorar la vida de los orientales.

No hay otro fin, no hay otra ambición. La única ambición de este gobierno está íntimamente ligada a la búsqueda de la pública felicidad.

La democracia también goza de buena salud cuando sus instituciones son sólidas, cuando la justicia es igual para todos y cuando se defiende a ultranza el mandato republicano de la independencia entre poderes.

La democracia goza de buena salud cuando sus ciudadanos y ciudadanas participan activamente de la construcción política de la República, que no se agota en el sufragio.

La democracia gozará de una mejor salud el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos.

Honorables visitantes extranjeros: desde un país como el nuestro, enclavado en el Sur de América, queremos sumar esfuerzos para contribuir con la estabilidad y la paz en un mundo cada vez más complejo y cambiante.

El avance de las acciones y acuerdos del Mercosur, el reforzamiento de la CELAC, la participación cada vez más activa en la OEA, la profundización de la cooperación Sur-Sur, la multiplicación de los acuerdos con los grandes países de referencia de nuestro mundo en forma bilateral y multilateral, serán algunas de las banderas que desplegaremos en estos cinco años.

Una de nuestras principales responsabilidades es que esta región siga siendo un continente de paz, con mayor estabilidad, equilibrio social y económico, que seamos capaces de un mejor proceso de integración.

Hoy hice un juramento que prometo honrar con dedicación, con escucha atenta, con fervor y con trabajo incansable. Ese es el compromiso que asumo y que extiendo a cada una de las personas que me acompañarán en este desafío. No seré vacilante ni indiferente. Para algunas causas no hay tiempo que perder, y las he colocado entre mis prioridades de gobierno.

Es tiempo de abrir las puertas a la esperanza, con la convicción inquebrantable de un país que sabe cuál es su rumbo, con el legado de los que lucharon y nunca bajaron los brazos.
Hoy avanzamos con la fuerza del presente y con la mirada en el futuro.

Vamos a construir un mejor Uruguay. Hoy comenzamos. Larga vida a la República, larga vida a la democracia, larga vida a los partidos políticos que garantizan el pluralismo y la libertad. Que nuestro país siga siendo un faro de convivencia, de respeto y de desarrollo para todos los uruguayos y uruguayas.

Muchas gracias.

Los discursos desde la vuelta a la democracia

Julio María
Sanguinetti

(1985-1990)

5 palabras
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País (30)

Democracia (23)

Espíritu (17)

Ser (16)

Hoy (14)

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Economía
2 menciones
Educación
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Seguridad
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Luis Alberto
Lacalle

(1990-1995)

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Poder (12)

Señores (12)

Debemos (11)

Nacional (11)

Legisladores (10)

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Economía
1 mención
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9 menciones
Seguridad
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Trabajo
5 menciones
Salud
1 mención

Julio María
Sanguinetti

(1985-1990)

5 palabras
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País (35)

Sabemos (18)

Sistema (15)

Hoy (15)

Reforma (13)

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Economía
8 menciones
Educación
6 menciones
Seguridad
2 menciones
Trabajo
2 menciones
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Jorge
Batlle

(2000-2005)

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Hoy (20)

Uruguay (19)

Mundo (16)

País (14)

Años (14)

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Economía
4 menciones
Educación
3 menciones
Seguridad
1 menciones
Trabajo
3 menciones
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Tabaré
Vázquez

(2005-2010)

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Compromiso (17)

Uruguay (13)

Señores (13)

Gobierno (12)

Cambios (10)

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Educación
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Seguridad
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5 menciones
Salud
1 mención

José
Mujica

(2010-2015)

5 palabras
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Vamos (26)

País (24)

Ser (16)

Hoy (15)

Años (13)

Menciones a
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Economía
3 menciones
Educación
15 menciones
Seguridad
5 menciones
Trabajo
6 menciones
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1 mención

Tabaré
Vázquez

(2015-2020)

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Artigas (22)

Años (14)

Pueblos (12)

Hombre (11)

Valores (11)

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Luis
Lacalle Pou

(2020-2025)

5 palabras
más usadas

Gobierno (18)

País (18)

Derechos (15)

Años (10)

Libertad (10)

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términos clave

Economía
0 menciones
Educación
6 menciones
Seguridad
2 menciones
Trabajo
4 menciones
Salud
0 menciones

Metodología

El análisis fue hecho con asistencia de Otter, una herramienta que utiliza inteligencia artificial para transcribir, y procesamiento de datos. Un grupo de periodistas de El País estableció los criterios y validó la información.

Para el análisis de las palabras que más se repiten, se excluyen algunos términos como artículos, pronombres y preposiciones.

El número de términos clave tiene en cuenta el término pronunciado de forma exacta y con ese significado, no incluye otras menciones como “trabajadores” en el caso de Trabajo, “macroeconomía” en Economía o “seguridad social” en Seguridad

Producción y análisis: Faustina Bartaburu y Florencia Traibel

Diseño: Carolina Rodríguez, Maia Bianchi, Gabriel Mazzotti